28 AÑOS

A los 28 años piensas en lo que te falta por vivir, las cosa que aun no has hecho, los aciertos que has tenido; nadie piensa en que tal vez mañana sufrirás un infarto y morirás, pero a mi me pasó. Una mañana medio soleada de mediados de enero pasado mi marido fue víctima de las estadísticas que dicen que un joven menor de treinta años no sobrevive a un infarto pero es cierto, el no sobrevivió.

Llevaba años desvelándose, primero se desvelaba trabajando porque quería estudiar; vivía solo desde los 18 así que nadie le pagaría la escuela si el no lo hacia, luego se desvelaba por sacar adelante un negocio que le diera todo lo que necesitaba para vivir, para mantener una familia que ansiaba tener, después se desvelaba porque el negocio ya no funcionaba, porque había cuentas por pagar, empleados que liquidar, tiempo después se desvelaba porque no le encontraba sentido a la vida sin ella, porque se tenía que distraer, porque la tristeza se tenía que ir.

Llevaba años comiendo mal porque no tenía una estufa y un refrigerador, porque no tenía tiempo de cocinar, porque ya no vivía en casa de su madre, porque ella no lo podía atender, porque era mas practico comer algo de la calle.

Llevaba años sin relajarse porque había que trabajar, tenia cuentas por pagar, necesitaba un lugar donde vivir, gas para bañarse y dinero para comer, porque era indispensable en el trabajo y no seguiría sin el, porque había que volver a levantar el negocio.

Llevaba años sin ir al medico porque no atienden bien, porque al tener una microempresa no tienes seguro, porque te hacen dar muchas vueltas, porque no te resuelven nada, te dan muchas pastillas y al no le gustaban.

Lo cierto es que ahora los años se han detenido ya no hay tiempo para comer bien, ni para relajarse o salir de vacaciones, ni para ir al medico y tomar medicamento, ni hay tiempo para dormir. Su tiempo se detuvo y solo tenía 28 años…